domingo, 30 de junio de 2013

Fundamentación Antropológica de la Educación

Es necesario conocer las bases antropológicas como fundamentación en el quehacer educativo. Qué es el hombre en sus tres aspectos: biológico, cultural y filosófico.

Es necesario conocer las bases antropológicas como fundamentación en el quehacer educativo. Qué es el hombre en sus tres aspectos: biológico, cultural y filosófico.

Desde una perspectiva biológica, explica al hombre en relación a su ambiente, el componente anátomo-fisiológico, individualidad y sociabilidad. Con respecto al primero, posee gran diferenciación del entorno y flexibilidad con el ambiente. Segundo, debido a su plasticidad cerebral, racionalidad y dominio instintivo, el hombre es el ser vivo más dúctil y menos predeterminado capaz de aprender conductas. Esta capacidad de aprender y socializar lo ayuda a desarrollarse y madurar.  Tercero, entiéndase a la individualidad como el sentido de unidad de su existencia, además de ser activo para subsistir y vivir, el hombre ha de hacerse durante toda su vida. El cuarto, debido a su necesidad de adquirir modos de conducta que le permitan vincularse socialmente para lograr su desarrollo integral ( caso de los niños salvajes). El hombre necesita de la educación dada su autonomía y carácter inacabado que no se determina por sus estructuras biológicas únicamente; sin embargo, es vital puesto que  garantiza su supervivencia y la del grupo.

Desde una perspectiva cultural es capaz de transformar la naturaleza. adaptar su medio natural y manifestar su persona en dicha acción expresiva del mundo del hombre que es la cultura. Además es capaz de producir cultura como resultado del ejercicio de sus facultades espirituales en orden al propio perfeccionamiento. Por ello adquiere patrones morales, lingüísticos, sociales para su existencia.

Desde una perspectiva filosófica, abarca la naturaleza humana y la persona del hombre. ¿Qué es el hombre? Su naturaleza es totalitaria. El hombre es tarea para sí mismo puesto que posee facultades para adquirir hábitos para alcanzar un sentido propio puesto que anhela la perfección de sí mismo. La persona humana por otro lado, es individual. El ser persona implica ser sujeto de naturaleza racional, es decir que está dotado de razón y voluntad con las siguientes características: interioridad, exterioridad, libertad, capacidad de entrega. Además está abierto al diálogo debido a la intersubjetividad, busca la reciprocidad en su entrega. El hombre no alcanza la plenitud centrado en su persona, sino en el servicio.

La persona como fin para sí misma hace notorio la capacidad de autonomía o autodeterminación, el hombre posee la condición de conducirla y ser tratado como un medio para un fin en sí mismo. Esto merece respeto. Su dignidad, cuyo fundamento es Dios, ( quien dota al ser humano con facultades como el entendimiento y voluntad), merece respeto. Además, su dignidad posee una doble dimensión: ontológica e inherente al ser humano y la moral que lo faculta para el uso de la libertad. La libertad lo capacita para obrar por deber y no por instinto. Por tanto, la persona humana ha querido ser un fin, en sí  y por sí misma ( en este modo particular); no para estar a disposición de nadie sino para fundar la exigencia de un respeto absoluto hacia su persona.

Finalmente, sobre la posibilidad y necesidad de la educación, debido a sus características biológicas ( como organismo inespecífico para subsistir) y a su pobreza instintiva, el hombre tiene una necesidad de aprender hábitos. La educación es necesaria para vivir como somos  pues biológicamente no somos autosuficientes.  Por su naturaleza humana, el hombre es educable y educando. El primero, que pueda recibir influencias de otro para modificar su comportamiento y conducta. El segundo, de ser educado por el agente educador. 

El hombre es educable no solo por su complejidad biológica sino debido a su naturaleza espiritual: es un ser inacabado que busca perfeccionarse y encontrar la verdad. La educación debe perfeccionar al hombre de un modo integral, en cada una de sus dimensiones. Además requiere de intención y la acción perfectiva del hombre hacia el hombre (educatividad).

El hombre es educando y agente principal de la educación ya que para lograr la perfección de la persona es necesario la voluntad del interesado.

A medida que como maestros entendamos la visión antropológica del quehacer educativo, podremos  ser instrumento y parte del proceso de perfeccionamiento del hombre. Debido a sus características biológicas, el hombre está llamado a educarse. si así se lo propone, él es dueño de sus metas, las cuales lo llevan a actuar no impulsivamente sino reguladamente con perseverancia, aprovechando al máximo sus potencias y posibilitando como recompensa su autorealización, personalización, significación y socialización, es decir su desarrollo pleno.

Desde una perspectiva biológica, explica al hombre en relación a su ambiente, el componente anátomo-fisiológico, individualidad y sociabilidad. Con respecto al primero, posee gran diferenciación del entorno y flexibilidad con el ambiente. Segundo, debido a su plasticidad cerebral, racionalidad y dominio instintivo, el hombre es el ser vivo más dúctil y menos predeterminado capaz de aprender conductas. Esta capacidad de aprender y socializar lo ayuda a desarrollarse y madurar.  Tercero, entiéndase a la individualidad como el sentido de unidad de su existencia, además de ser activo para subsistir y vivir, el hombre ha de hacerse durante toda su vida. El cuarto, debido a su necesidad de adquirir modos de conducta que le permitan vincularse socialmente para lograr su desarrollo integral ( caso de los niños salvajes). El hombre necesita de la educación dada su autonomía y carácter inacabado que no se determina por sus estructuras biológicas únicamente; sin embargo, es vital puesto que  garantiza su supervivencia y la del grupo.

Desde una perspectiva cultural es capaz de transformar la naturaleza. adaptar su medio natural y manifestar su persona en dicha acción expresiva del mundo del hombre que es la cultura. Además es capaz de producir cultura como resultado del ejercicio de sus facultades espirituales en orden al propio perfeccionamiento. Por ello adquiere patrones morales, lingüísticos, sociales para su existencia.

Desde una perspectiva filosófica, abarca la naturaleza humana y la persona del hombre. ¿Qué es el hombre? Su naturaleza es totalitaria. El hombre es tarea para sí mismo puesto que posee facultades para adquirir hábitos para alcanzar un sentido propio puesto que anhela la perfección de sí mismo. La persona humana por otro lado, es individual. El ser persona implica ser sujeto de naturaleza racional, es decir que está dotado de razón y voluntad con las siguientes características: interioridad, exterioridad, libertad, capacidad de entrega. Además está abierto al diálogo debido a la intersubjetividad, busca la reciprocidad en su entrega. El hombre no alcanza la plenitud centrado en su persona, sino en el servicio.

La persona como fin para sí misma hace notorio la capacidad de autonomía o autodeterminación, el hombre posee la condición de conducirla y ser tratado como un medio para un fin en sí mismo. Esto merece respeto. Su dignidad, cuyo fundamento es Dios, ( quien dota al ser humano con facultades como el entendimiento y voluntad), merece respeto. Además, su dignidad posee una doble dimensión: ontológica e inherente al ser humano y la moral que lo faculta para el uso de la libertad. La libertad lo capacita para obrar por deber y no por instinto. Por tanto, la persona humana ha querido ser un fin, en sí  y por sí misma ( en este modo particular); no para estar a disposición de nadie sino para fundar la exigencia de un respeto absoluto hacia su persona.

Finalmente, sobre la posibilidad y necesidad de la educación, debido a sus características biológicas ( como organismo inespecífico para subsistir) y a su pobreza instintiva, el hombre tiene una necesidad de aprender hábitos. La educación es necesaria para vivir como somos  pues biológicamente no somos autosuficientes.  Por su naturaleza humana, el hombre es educable y educando. El primero, que pueda recibir influencias de otro para modificar su comportamiento y conducta. El segundo, de ser educado por el agente educador. 

El hombre es educable no solo por su complejidad biológica sino debido a su naturaleza espiritual: es un ser inacabado que busca perfeccionarse y encontrar la verdad. La educación debe perfeccionar al hombre de un modo integral, en cada una de sus dimensiones. Además requiere de intención y la acción perfectiva del hombre hacia el hombre (educatividad).

El hombre es educando y agente principal de la educación ya que para lograr la perfección de la persona es necesario la voluntad del interesado.

A medida que como maestros entendamos la visión antropológica del quehacer educativo, podremos  ser instrumento y parte del proceso de perfeccionamiento del hombre. Debido a sus características biológicas, el hombre está llamado a educarse. si así se lo propone, él es dueño de sus metas, las cuales lo llevan a actuar no impulsivamente sino reguladamente con perseverancia, aprovechando al máximo sus potencias y posibilitando como recompensa su autorealización, personalización, significación y socialización, es decir su desarrollo pleno.

El hombre necesita de la educación de su razón, voluntad y fe. Él posee las facultades de discernimiento, comunicación y espiritualidad, las cuales abren las posibilidades que ha de elegir y crecer. Su naturaleza humana es la fundamentación de su necesidad de aprender hábitos que le permitan conducirse en la vida, hacer uso pleno de su libertad pudiendo crecer y aprender de sus desaciertos constantemente. Debido a que es un ser digno gracias a Dios, tiene la capacidad de hacer de su vida, una vida virtuosa y convivir dentro de un grupo poniendo en práctica principios morales y valores. Como maestros, tenemos una misión:  profundizar en el ser del educando y de nosotros mismos, para comprenderlos mejor en sus distintas dimensiones y de este modo, generar oportunidades de aprendizaje que los ayuden a superar sus limitaciones para que rompan sus fronteras y descubran una conciencia más amplia y cada vez más universal. Debemos ser el ejemplo a seguir como maestros. Somos los docentes que contribuimos a motivar a los alumnos a querer aprender, ayudándolos a educar su voluntad así como su intelecto, y es en esta tarea educativa que alcanzamos nuestra realización personal.

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