En los primeros
años es una etapa de oportunidades educativas. Es importante atender a las
necesidades de orden biológico: aseo, nutrición, horas de sueño- y las de orden
afectivo que son el cariño de ambos padres, el reconocimiento de sus voces,
olores…El hogar se convierte en un lugar lleno de estímulos para su desarrollo
neurológico y el de su personalidad. Tomar en cuenta las características
propias de la etapa: egocentrismo, dependencia, curiosidad y falta de capacidad
para integrar las situaciones desfavorables.
Es por ello, que
hay una serie de orientaciones propuestas3 en esta etapa a
considerar al tratar con ellos el amor y la sexualidad.
·
El cuidado de la identidad propia, como eje del desarrollo integral, es la
primera referencia íntima. En estos primero años los niños van construyendo su
personalidad, su desarrollo moral e intelectual. Desde que nace, se le debe
tratar como lo que es, él o ella. El nombre, roles femeninos o masculinos y la
vestimenta son detalles vitales para su identificación sexual- siendo la ropa
una manifestación externa. Luego, iniciada la socialización descubre a los
otros niños y niñas, y se hacen más conscientes de su identidad sexual. Logran
captar las diferencias anatómicas o bien tienen preguntas sobre los bebés y el
embarazo. Por ello, los padres debemos incluso tener respuestas anticipadas y
examinadas que se acomoden a su edad y características individuales. Además los
padres debemos tomar en cuenta la singularidad y observarlos para comprenderlos
mejor en sus gustos, juegos, costumbres para guiarlos.
·
Las reglas familiares frente a la guerra
al capricho. Se debe
tener cuidado con los caprichos asentidos porque existe el riesgo de
convertirlos en tiranos. El capricho es lo más lejano del verdadero amor porque
le priva de la libertad y no se puede amar sin esta condición. Las normas
familiares deben ser simples y jerárquicas para que se puedan diferenciar y
valorar. Hay gradualidad para la asimilación de las reglas. Se debe ser
constante, firme y hasta repetitivo con ellas. La adquisición de ellas depende
de nuestra perseverancia, coherencia, firmeza como padres.
·
La educación del pudor, empieza en estos pequeños detalles: en
la bañera, las caricias y al cambiarse. En la bañera, se recomienda que no se
bañe con el adulto porque las cuestiones de higiene son personales y
particulares. Evitar las caricias en zonas erógenas al colocar las cremas,
talco, etc. Al momento de vestirse, se saca y coloca pieza por pieza. Debe
mantener el orden: colocar en la ropa sucia las prendas usadas, y ordenar las
que queden en su cuarto.
·
Tomar en cuenta el periodo de evolución
del niño. El peso y el
cuerpo marcan la pauta del desarrollo. El juego y los ejercicios psicomotores
favorecen la atención y lo preparan para aprender. Los hábitos son posibles
debido a los periodos sensitivos. Los hábitos deben ser: decir la verdad y el ser ordenados.
·
Los padres deben tener en cuenta la verdad,
la naturalidad, la prudencia, la intimidad y el amor de padres para contestar las
preguntas de los hijos. Contestar
con la verdad a todo teniendo en cuenta la gradualidad, de forma sistemática, y
en el momento adecuado. Responder de manera natural es no extrañarse de ninguna
pregunta sino conducirla con autodominio. La prudencia es importante para
responder sin descaro y no brindar datos incomprensibles e innecesarios para el
niño. La conversación debe ser íntima, a solas,
en un clima de confianza adecuado, y personalizado. Además, siempre se debe tener presente el
amor del padre y madre para contestar las preguntas indistintamente.
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