domingo, 17 de noviembre de 2013

¿Cómo enseñar a amar a los hijos?


Las “reglas de juego” para enseñar a amar a los hijos consisten en una serie de principios elementales válidos para educación formativa de la persona. Estos son según Javaloyes1:
A)   La gradualidad: Cada cosa a su tiempo. Con ello quiere decir que hay pasos que seguir en la formación de los hijos. La educación de los hijos implican preparación de los padres para saber exigir a futuro. Los hijos, necesitan aprender a aprender en cada etapa de sus vidas, desde la regulación de las horas para alimentarse y dormir cuando son bebés, hasta la paciencia y determinación para lograr los objetivos de vida. Ordenar lo que queremos que aprendan los hijos tomando en cuenta su periodo de desarrollo cognitivo es uno de los principios.
B)    Saber responder con la verdad aunque cueste. Los niños quieren saber todo y muchas veces nos sorprenden con sus preguntas. Para procurar su educación, se debe hablar con la verdad cuidadosa y oportunamente- aún cuando las preguntas nos sean difíciles, debemos ver el momento apropiado para conversar con los hijos. Decir la verdad implica informarse sobre un tema específico. De igual modo, si no se conocer el tema, pues hay que reconocerlo y prometer buscar información para aprender juntos. Ante tanta información vertida y modelos educativos indirectos en los medios, debemos estar vigilantes porque somos los padres los primeros educadores. Nunca se debe bajar la guardia o hacerse de la vista gorda ante los comentarios que sabemos son mentiras o actitudes, que son inmorales. ¿Cuántos de nosotros somos capaces de decirles a nuestros hijos que muchos de los programas de la televisión peruana como “Combate o Esto es Guerra” promueven el escándalo, el consumismo, la enemistad, la violación a la privacidad, entre otros?  
C)   La Planificación de la educación, puesto que esta no se desarrolla al azar. Es trazar un plan para los hijos, con objetivos claros, aquello que queremos que nuestros hijos aprendan.  Si se quiere que sepan amar, se debe demostrar que somos organizados, constantes, y que cumplimos aquello que prometemos. El ejemplo es el mejor maestro.  Por ello, tomando en cuenta las características de cada hijo, sus necesidades e intereses, como padres debemos proponerles retos, ayudarles en el diseño de un plan de acción educativo en el que puedan concretar acciones, objetivos, etc., y sentir que van perfeccionándose.  Si queremos ser exigentes más adelante, tenemos que ayudarles a organizarse desde pequeños con las tareas y actividades del día a día. Plasmar un horario de trabajo/estudio es estratégico.
D)   La dedicación y la constancia: empezar es importante, pero no basta. La educación de los hijos es una tarea que demanda esfuerzo, constancia y paciencia. Es un trabajo que no acaba, porque aún cuando ya se han logrado profesionalmente, seguimos procurando lo mejor para ellos. Día a día se presentan retos y situaciones que les afectan, por eso debemos estar presentes, porque no hay  mejores personas que los padres para aprovechar esas oportunidades para ayudarlos a ser mejor.

E)    Se aprende con el esfuerzo. Criar a los hijos es un compromiso arduo pero gratificante - pues lo valioso cuesta. Así estemos cansados, así el día haya sido duro, debemos tomar en cuenta que es nuestra los hijos son responsabilidad nuestra y dependen únicamente de la calidad de tiempo invertido. Lo fácil y gratuito no es valioso; no hay satisfacción más grande que saber que se ha hecho algo por mejorar.  

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