miércoles, 20 de noviembre de 2013

El bien personal y el común

El bien personal y el bien común se relacionan de forma complementaria necesaria en respuesta a los fines del ser humano: perfeccionarse y junto consigo a su sociedad.

El bien personal de carácter espiritual concibe el logro de la perfección como una tarea personal. El hombre es tarea para sí mismo. Ello implica una ardua labor de desarrollo de conocimientos, voluntad en el ejercicio de su libertad. El bien común está supeditado a la unidad al orden social y a principios universales. El bien común es conveniente para todos y depende de cada persona en sociedad.

El bien común responde no solo a las necesidades sociales sino que satisface la necesidad de servir a los demás como parte de la naturaleza social del hombre. Esta es un necesidad particular, un llamado común a cada persona. Al servir el hombre se realiza como persona.

El bien particular facilita el bien común. En la donación de talentos se circunscribe la diversidad humana, se da la participación ciudadana en la construcción de una sociedad justa e igualitaria. Por ello también, el esfuerzo personal de desarrollar el intelecto y la voluntad.

El bien común provee de condiciones sociales y jurídicas óptimas que posibilitan el desarrollo de cada uno de los ciudadanos. La estructura facilita el logro del bien común cuando este brinda las condiciones óptimas y oportunas para la realización de dicha tarea. Por eso, debemos procurar dicho orden estructural sea digno e igualitario.

Entonces el bien personal y el bien común se dan a manera de círculo virtuoso. Si entendemos que somos un cuerpo social entenderemos la dependencia entre unos y otros. Todos somos importantes e iguales. Por ello para procurar el bien común, la sociedad que somos todos, debemos velar por el respeto a los derechos, promover la subsidiaridad, la delegación, la solidaridad. El bien personal es tarea de todos, por ello la prestación de ayuda y la obediencia para mantener el orden que garantice el desarrollo es fundamental. La formación de valores ciudadanos y morales son la clave para mantener esta relación virtuosa.

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